Un parpadeo y me remonto a aquella tarde de otoño. El bosque inmenso –yo pequeña–; Octubre Exhausto anuncia el comienzo de jolgorios de nueve noches con sus días mientras yo permanecía inmóvil sobre la broza al pie del Gran Árbol.
Mis lágrimas reían de mi tristeza y la pequeña Soledad a mi lado bailaba y saltaba al ritmo de la música de mis deseos, mientras el eco de mis días simulaba abrazar algo más allá del cielo. Los recuerdos, con sonrisa fingida, se incorporaban al festejo invitando a las horas desperdiciadas a bailar el Vals de la Despedida... Pude distinguir a Pensamientos con sus mejillas carmesí forrada de joyas espiando a Erudición "la humilde", teniendo intención de acercársele. El viento cargaba a sus nietos, los días, quienes jugaban pícaros con los cabellos de Ansiedad. Vicios y sus pieles inmorales, entre densos humos de paz caminaba orgullosa sobre la alfombra de Pretextos; las inmaduras mentiras estaban de paso. Todos estaban ahí y yo en primera fila...
Un sonido estruendoso penetró en mi cuerpo provocando la convulsión de mis sentimientos. Nota tras nota fueron descargas imparables y terribles; máximo voltaje y mi espíritu escapó de su prisión de carne y huesos con mirada triunfante dejando tatuado en la superficie el número de días que permaneció dentro... Su marca, su huella; y ahora su ausencia... Sigo temblando.
Nace una luz cegadora y los ojos abiertos de nuevo, todo concluyó en un suspiro... Estoy flotando y cada vez más alto.
¡Moved la tierra debajo de mí, que ya he abandonado el suelo!
(kAzHeT)